Lo que le pasó a Juan Carlos García confirma la teoría de los especialistas en seguridad, quienes sostienen que los ladrones eligen la casa menos protegida para entrar a robar. Todo indica que la intención de los delincuentes era desvalijar la vivienda de su hermana, que está pegada a la suya, pero en el hall de entrada se encontraron un cartel que advertía que funcionaba un sistema de alarmas y cambiaron de opinión: atacaron la propiedad contigua.
García vive en la esquina de Belisario Roldán y Santa Fe, en el barrio Ciudad Parque. El domingo a la mañana salió con su familia para almorzar, entonces llegaron los ladrones. “Primero intentaron entrar a la casa de mi hermana y le barretearon el portón”, contó el hombre, señalando la estructura de hierro dañada. De esa manera, los delincuentes se acercaron a la puerta de entrada, pero la existencia de alarmas de seguridad los hizo desistir.
“Saltaron la tapia y pasaron para mi casa”, siguió contando García. Allí barretearon la puerta y reventaron la cerradura. Cuando consiguieron entrar, se dirigieron directamente a la habitación matrimonial, abrieron el placard y revolvieron todo.
Según enumeró García, le robaron $ 26.000 en efectivo, un arma de fuego que había sido de su papá, una cámara de fotos, una notebook, algunas joyas de su esposa y todos sus calzados y prendas de vestir. Además, el hombre tuvo que gastar alrededor de $ 1.000 para reparar la puerta de entrada.
Usaron guantes
El dinero era un ahorro familiar para las vacaciones. “Íbamos a viajar en febrero a Mar del Plata, pero ahora nos quedamos sin vacaciones”, lamentó el hombre. “No se llevaron más cosas ni entraron a la habitación de mi hija porque parece que no tuvieron tiempo”, agregó.
Los ladrones huyeron con el botín por el fondo de la vivienda. “Abrieron la puerta de atrás y encima se llevaron la llave”, señaló García, quien descubrió el robo alrededor de las 17.30, cuando regresaron del paseo.
Más tarde, mientras ordenaba su dormitorio, el hombre encontró un guante negro de lana que no pertenecía a ninguno de los habitantes de la casa. “Parece que lo usaron para no dejar huellas”, dedujo.
“Fui a hacer la denuncia a la comisaría y, cuando estaba ahí, me encontré con otro vecino del barrio al que también le entraron ese mismo día y le robaron una moto”, contó el hombre, con bronca y tristeza por la pérdida sufrida.
En 48 horas, delincuentes entraron dos veces a la casa de Silvia Casón y la desvalijaron. A la mujer, que vive con sus dos hijos pequeños en avenida Siria al 1.300, no le quedaron ni los alimentos de la alacena.
“Le va a costar volver a empezar de cero”, lamentó Camila Gambarte, su compañera en la facultad de Enfermería que descubrió ambos robos y tuvo que transmitirle la triste noticia a su amiga por vía telefónica.
Casón se encuentra de viaje en Rosario de la Frontera, provincia de Salta, junto con sus hijos. “Fue a cuidarle la casa a su hermana, que se iba de vacaciones, para que no le roben. Y al final le terminaron robando a ella”, contrastó Gambarte, quien se dedicaba a pasar todos los días por avenida Siria al 1.300 para chequear que esté todo bien en la vivienda de su amiga.
La primera vez que entraron los ladrones fue entre la noche del sábado y la madrugada del domingo. “Vine el domingo a la tarde y estaba todo tirado. Faltaban un montón de cosas”, recordó Gambarte, tras señalar que los delincuentes treparon un techo para saltar hacia un patio interno y luego forzaron una ventana para meterse en la casa. “Entraron por el frente, en plena avenida”, remarcó la mujer, sorprendida.
“Llegué, abrí la puerta y vi el desastre. Se llevaron lavarropas, secarropas, una CPU, un home theather, una planchita y una buclera para el pelo, un minipimer, la comida de la alacena... hasta los champúes de los chicos”, detalló la mujer, indignada.
Aparentemente, la huida fue rápida y los intrusos perdieron parte del botín en el camino. Gambarte encontró un televisor, que había sido envuelto con una sábana y estaba partido, y un microondas sumergidos en el agua de la pileta de lona. “Ya no creo que sirvan”, agregó.
Volvieron por más
Asustada por lo que había pasado, la mujer denunció el hecho en la seccional 5ª (a cargo del comisario Cándido Galván) y ese domingo se quedó a pasar la noche en la casa de su amiga. Pero la tormenta que se desató el lunes a la noche le impidió llegar y la vivienda volvió a quedar sola. Entonces los ladrones volvieron a aprovecharse de la situación.
De acuerdo al relato de la mujer, los delincuentes dedicaron la madrugada de ayer a alzarse con lo poco que quedaba en la casa de Casón. “Se llevaron un caloventor, los colchones, los acolchados, los juguetes de los chicos... ¡Todo! Incluso, esta vez entraron al garaje y sacaron el estéreo del auto”, precisó Gambarte, que ayer a la tarde esperaba la presencia del personal de Criminalística para que inspeccionara el lugar y tratara de hallar algún rastro de los ladrones.
Según afirmó el comisario Galván, que ayer trabajaba en el caso junto con el personal a su cargo, la zona donde vive Casón no se destaca por ser de las más inseguras. Sin embargo, señaló que hay muchas zonas rojas en los alrededores de la jurisdicción de la seccional 5ª y que eso implica un riesgo para los vecinos.
“Esta zona es patrullada constantemente, por ahí tiene recorrido fijo una camioneta del 911. No es una zona muy insegura porque es muy transitada”, agregó el comisario.